lunes, 30 de junio de 2008

Fragmentos de una entrevista a Enrique Szewach

Fragmentos de una entrevista realizada al presidente de la consultora Evaluadora Latinoamericana:

-¿Cómo vislumbra que terminará el conflicto entre el Gobierno y el campo?¿Ve un próximo final?
-Terminar va a terminar. Es difícil imaginar que vaya a finalizar en las condiciones óptimas porque lo que ha marcado el Gobierno es que hay ciertas condiciones que no va a aceptar. Va a terminar con un arreglo que no convenza demasiado al campo y que no parezca una derrota del Gobierno. Veremos si es suficiente para retomar la normalidad en el sector.




[]... En la medida que la inflación le empieza a ganar a los salarios, la economía se desacelera, el consumo cae y por estas razones la inflación también deja de crecer. La actividad económica se frena pero en algún momento hay que ponerla en marcha de nuevo y hacerlo sin aplicar un programa es reacelerar la inflación. Hay un viejo proverbio chino que dice: "No hay nada que el no hacer no haga". En algún momento se termina haciendo.

-¿Qué quiso demostrar el Gobierno con la apreciación cambiaria que se dio en este último tiempo?
-El Banco Central estaba ante una emergencia muy grande porque empezaban a caer los depósitos y a subir el tipo de cambio. Decidió mostrar que tiene toda la capacidad de fuego para frenar una corrida. Me parece que hay un problema porque el mensaje lo entiende muy bien el inversor institucional, pero no lo entiende tanto un pequeño ahorrista, donde justamente estaba la corrida.

-¿Está a favor del tipo de cambio alto?
-Apostar a instrumentos, como solución a un problema integral, es siempre un error. La Argentina tiene un problema estructural de fondo, de la productividad, de la inversión, de la forma en que crece y de su manejo fiscal. Por algo tenemos una crisis fiscal cada tanto. Surgen porque alguien se resiste a seguir pagando el gasto público argentino.

Estamos teniendo un sector público que es altamente improductivo y poco competitivo financiado por un sector privado que es más o menos competitivo y que encima tiene la pesada carga del sector público. Esto no lo arregla el tipo de cambio, lo arregló un rato la devaluación del 2002 y la anterior a la de la convertibilidad. Si se apuesta todo a que te lo va a arreglar el termómetro, la fiebre no baja.

-Cada país latinoamericano sigue su propia estrategia para frenar la inflación de alimentos. ¿Cuál es la mejor a su entender?
-En el caso del sector agropecuario, donde las señales de hoy te implican la inversión de mañana, la mejor estrategia es aquella que no solamente es buena para corto plazo sino que también es buena para el largo. Lo que hicieron los otros países fue preguntarse: ¿Cuál es la mejor manera de combatir la inflación de alimentos sin que afecte la oferta? En el sector agropecuario es donde más funciona esta idea porque si aumenta mucho la oferta, los precios terminan bajando.
A esta altura, hay un problema serio porque la receta quizás hubiera sido la apreciación cambiaria como hicieron Uruguay y Chile con tasas de inflación muy bajas. Ahora si se juega a la apreciación cambiaria con una tasa de inflación de 30% incorporada, es un problema. Lo más razonable sería liberar los precios agropecuarios y subsidiar en forma directa a los sectores de más bajos recursos.
No tiene ningún sentido subsidiar el lomo mientras la gente más pobre no tiene acceso a las condiciones básicas. Es mucho más fácil dejar el precio del lomo libre para que aumente la oferta y baje el precio del asado.
Me parece que la Argentina necesita un shock de oferta e implica liberar la señal de precios, que es la única que entienden los productores.
Mariana Shaalo
©infobaeprofesional.com



Gracias Pane

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