Este año 2008 empieza de a poco a convertirse en un año difícil para varios países de la región latinoamericana. Las amenazas socialistas de nuestros gobiernos de turno comienzan a materializarse y a encontrar resistencia en gran parte de las poblaciones de estos países. América Latina está perdiendo una oportunidad increíble para insertarse en el mundo. Los conflictos económicos, políticos y sociales están llegando a un extremo tal que los daños producidos tardarán años en recomponerse. Es éste el momento de decidir qué camino queremos seguir, si el del respeto por las libertades individuales, o el de la servidumbre. Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, atraviesan situaciones críticas.
Venezuela y la Instauración del Comunismo
Cuando el 2 de diciembre de 2007 el pueblo venezolano respondió negativamente al intento del presidente Hugo Chávez Frías de reformar la Constitución, muchos creyeron que finalmente se le había puesto un freno a su intento totalitario. Sin embargo Chávez no tardó en decir que él mismo encontraría la forma legal de aprobar los cambios necesarios para seguir profundizando su revolución. Y así lo hizo. Meses atrás, decreto un paquete de 26 leyes “habilitantes” que implican la instauración de un régimen comunista en el país, similar al que la constitución rechazada buscaba, pero a través de leyes. El mismo Chávez afirmó: “Una cosa es que no se haya aprobado incluir en la Constitución tal o cual propuesta y otra cosa es que se haga en una ley”. De esta forma, los venezolanos están a punto de ser sometidos a un paquete de leyes que entre otras cosas, acaban definitivamente con la propiedad privada, convirtiendo a cada persona en adjudicatarios pero no dueños de sus propiedades; que significan la eliminación de las fuerzas del mercado como productoras de alimentos, haciendo del estado el único productor y distribuidor de los mismos. Cada persona ya no será libre de decidir qué quiere consumir, cuándo quiere comer, y dónde lo desea comprar. Será el estado el encargado de entregar los alimentos, en el momento que lo desee, de la calidad que le parezca, y en la cantidad que considere optima. Esto es lo que la “Ley de Soberanía Alimenticia” establece.
La figura del presidente Chávez hace tiempo que está inmersa en la locura. Muchos son los ejemplos de su totalitarismo, pero quiero destacar el mensaje que el último jueves 11 de septiembre le envío al mundo cuando al grito de “váyanse al carajo Yankees de mierda”, “váyanse al carajo 100 veces”, “estamos resueltos a ser libres, pase lo que pase, y cueste lo que cueste”, puso una vez más al pueblo venezolano al borde de otro conflicto internacional ya que al mismo tiempo lanzó una amenaza para la región: “las fuerzas militares venezolanas intervendrán en cualquier país que vea amenazada su revolución por un golpe de estado”; y refiriéndose a la posibilidad de un derrocamiento del gobierno del Evo Morales en Bolivia dijo: “si a Evo lo derrocaran, si a Evo lo mataran, créanme los golpistas de Bolivia que me estarían dando luz verde para apoyar cualquier movimiento armado en Bolivia”.
Bolivia y el Conflicto Armado
Esta última semana en Bolivia se desató el desenlace preanunciado de lo que viene ocurriendo desde la asunción del presidente Evo Morales. Luego de las votaciones que reafirmaron la intención autonómica de cinco de los nueve departamentos que comprenden el país, los bolivianos que no quieren ser escuchados por el oficialismo, cansados de la negativa hacia las autonomías, y por muchos otros motivos, han salido a las calles de Santa Cruz, Tarija y de las principales ciudades, enfrentándose con las fuerzas policiales y militares, tomando gran parte de las instituciones públicas. Los enfrentamientos tuvieron un trágico desenlace que terminó con las vidas de al menos 11 personas. Pero lejos de acabar, el conflicto continúa. Al igual que en Venezuela, el primer mandatario boliviano no tiene problema en reconocer que los pasos que sigue para llevar a cabo sus medidas son ilegales, ya que para él, “por encima de lo jurídico, está lo político”. Que en nuestra región se viola constantemente el imperio de la ley pocos lo dudan. Pero que un presidente lo reconozca a viva voz es algo que pone de manifiesto su ignorancia como su negativa para dialogar con los sectores de la oposición, y abre el camino para el conflicto armado.
Argentina, el riesgo del default, y el fantasma de la inflación
Luego de los más de cien días de conflicto entre el campo y el gobierno, mucha gente creyó que el voto del vicepresidente Cobos en contra de su propio gobierno había significado tanto el fin del conflicto como también una oportunidad para la recomposición de las instituciones de la democracia, principalmente del congreso. Dije en ese momento que el voto de Cobos no solucionaría ningún problema sino que únicamente daría un poco de aire al gobierno de los Kirchner (algo aparentemente contradictorio). Pero creo que eso fue lo que exactamente ocurrió. La gente se calmó y la tensión social pareció disolverse. Pero el aparente fin del conflicto con el campo trajo de vuelta a un fantasma que durante aquellos días parecía haberse olvidado: la inflación. Si bien todavía los argentinos no están reaccionando frente a dicho problema, el malestar general comienza a sentirse cada vez más. Pero el problema no es solamente la inflación y todas las nefastas consecuencias económicas que ocasiona tanto en la economía en general, como al bolsillo de los trabajadores en particular. El problema es que el gobierno niega día tras día su existencia. La intervención en el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) ha pasado a ser un problema de carácter internacional. El índice de precios al consumidor de dicho organismo proyecta un incremento anual de alrededor del 10%. Sin embargo todas las consultoras privadas sostienen que la misma no baja del 25-30%. El problema de esto es que casi la mitad de los títulos públicos argentinos ajustan por CER (coeficiente de estabilización de referencia), que es un coeficiente que depende del índice de precios al consumidor. Si éste índice se sincera, el endeudamiento argentino llegaría a unos niveles que, si en este momento ya son prácticamente insostenibles, terminarían poniendo al país aún más cerca del default. A esto hay que sumarle el anuncio que la presidente Kirchner hizo la semana pasada sobre la cancelación de la deuda con el Club de Paris con reservas de libre disponibilidad del Banco Central. Más allá de todos los errores técnicos y legales del anuncio (por ejemplo, que el Club de Paris no es un organismo financiero internacional y por tanto no se pueden utilizar las reservas del BCRA para cancelar dicha deuda), la reacción de los mercados internacionales contrariamente a lo que la presidenta o sus asesores esperaban, fue totalmente negativa. El riesgo país argentino hoy se ubica en 764 puntos si se toma en cuenta solamente la deuda en dólares, y 1231 puntos si se toma en cuenta además la deuda en pesos. Si el objetivo del anuncio era el de mandar una buena señal al mercado para poder conseguir nuevo financiamiento el año entrante, el resultado fue lo contrario. En el 2009 el país se enfrentará a una serie de vencimientos de deuda que difícilmente pueda afrontar dadas las actuales circunstancias macroeconómicas con un superávit fiscal decreciente. El fantasma del default, está a la vuelta de la esquina. Un reciente informe del World Economic Forum ubica a la argentina en el puesto 47 sobre 52 naciones en cuanto al desarrollo del sistema financiero. Esto es otra clara señal de la deficiencia institucional en la que vivimos, y por tanto del aislamiento total de los mercados de capitales y de la inversión externa. Si a esto le sumamos el conflicto social que en cualquier momento va a estallar causa de la inflación, el conflicto con el campo que se encuentra en un periodo de vacaciones, y el conflicto político; los casos de corrupción que comienzan a salir a la luz como lo es el de la valija de Antonini Wilson; las malas relaciones con Estados Unidos con un Ministro de Justicia argentino que pone en duda la independencia del poder judicial de aquel país y ataca al FBI, la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, y sobre todo, las declaraciones de la presidente y su gabinete, que más que echar agua al fuego no hacen más que seguir tirándole combustible, negando todos los problemas y proclamado que seguirán actuando en la misma dirección. La oportunidad que nuestro país tuvo los últimos meses de recomponer estos problemas ya se esfumó por completo. Aunque, en mi opinión, esta oportunidad no fue más que una ilusión pasajera, y digo ilusión porque con la gente que nos gobierna, era ilusorio creer que algo bueno podía ocurrir.
Todavía hay esperanza
Las circunstancias descriptas son sólo algunos ejemplos de todo lo que está pasando en la región. Temas como la violación a la libertad de prensa, la nacionalización de empresas privadas, la expropiación, la corrupción, el retroceso a las ideas del siglo pasado mediante el control público de los medios de producción, así como la producción de bienes, son todos temas diarios en nuestros países. Y no analizamos en este artículo el caso de Ecuador y su presidente Rafael Correa. Brevemente, el conflicto entre Ecuador y Colombia de hace unos meses, la expropiación por parte del estado ecuatoriano de 195 empresas entre las cuales se encontraban los canales de televisión más importantes, y el proyecto de constitución de corte netamente presidencialista que otorga al presidente poderes extraordinarios disminuyendo el rol del congreso, son algunos ejemplos de las amenazas que Rafael Correa presenta para el Ecuador.
De todos modos, entre tantas llamas, todavía hay esperanzas. En cada uno de nuestros países existen grupos de jóvenes consientes de estos problemas, comprometidos con la búsqueda de soluciones, deseosos de llevar adelante un verdadero cambio de realidad, inspirados en la importancia de la libertad individual como principio fundamental para la formación de una sociedad libre y abierta. Si bien difícilmente pueda decirse que vivimos bajo regímenes democráticos libres, en última instancia, el poder para frenar el avance del totalitarismo está en nuestras manos. Nosotros tenemos el poder de elegir en qué tipo de democracia queremos vivir. Debemos trabajar fuertemente en el campo de las ideas, promoviendo la libertad, enseñando los valores de una verdadera democracia libre, explicando los riesgos que un estado intervencionista tiene para el futuro de nuestros países y para el bienestar de nuestra gente, y sobre todo, mostrando que la solución a la pobreza, que es el principal problema que debemos afrontar, no vendrá jamás de la mano del socialismo que nos quieren imponer. El único resultado que aquel sistema puede traer es la igualdad en la miseria. Igualdad y Libertad individual son términos contradictorios si por igualdad se entiende igualdad de ingresos; pero son términos absolutamente complementarios y nobles, si por igualdad se entiende la igualdad ante la ley.
Debemos atacar el mito del “socialismo del siglo XXI”, que de siglo XXI sólo tiene el nombre, pues no son más que las mismas ideas cuyo fracaso quedó evidenciado el siglo pasado, pero que lejos de haber muerto, continúan siendo la principal amenaza a la libertad en todo el mundo.
Ezequiel Vázquez Ger*
* Ezequiel Vázquez Ger es coordinador de programas del Instituto Acton Argentina. Actualmente se encuentra cursando el 4to año de la Licenciatura en Economía en la Universidad Católica Argentina. Fue fellow del Acton Institute y de la Atlas Economic Research Foundation.
Este artículo fue publicado en http://www.libertad.org.ar/contenidos/2008/09/15/Editorial_3278.php
Venezuela y la Instauración del Comunismo
Cuando el 2 de diciembre de 2007 el pueblo venezolano respondió negativamente al intento del presidente Hugo Chávez Frías de reformar la Constitución, muchos creyeron que finalmente se le había puesto un freno a su intento totalitario. Sin embargo Chávez no tardó en decir que él mismo encontraría la forma legal de aprobar los cambios necesarios para seguir profundizando su revolución. Y así lo hizo. Meses atrás, decreto un paquete de 26 leyes “habilitantes” que implican la instauración de un régimen comunista en el país, similar al que la constitución rechazada buscaba, pero a través de leyes. El mismo Chávez afirmó: “Una cosa es que no se haya aprobado incluir en la Constitución tal o cual propuesta y otra cosa es que se haga en una ley”. De esta forma, los venezolanos están a punto de ser sometidos a un paquete de leyes que entre otras cosas, acaban definitivamente con la propiedad privada, convirtiendo a cada persona en adjudicatarios pero no dueños de sus propiedades; que significan la eliminación de las fuerzas del mercado como productoras de alimentos, haciendo del estado el único productor y distribuidor de los mismos. Cada persona ya no será libre de decidir qué quiere consumir, cuándo quiere comer, y dónde lo desea comprar. Será el estado el encargado de entregar los alimentos, en el momento que lo desee, de la calidad que le parezca, y en la cantidad que considere optima. Esto es lo que la “Ley de Soberanía Alimenticia” establece.
La figura del presidente Chávez hace tiempo que está inmersa en la locura. Muchos son los ejemplos de su totalitarismo, pero quiero destacar el mensaje que el último jueves 11 de septiembre le envío al mundo cuando al grito de “váyanse al carajo Yankees de mierda”, “váyanse al carajo 100 veces”, “estamos resueltos a ser libres, pase lo que pase, y cueste lo que cueste”, puso una vez más al pueblo venezolano al borde de otro conflicto internacional ya que al mismo tiempo lanzó una amenaza para la región: “las fuerzas militares venezolanas intervendrán en cualquier país que vea amenazada su revolución por un golpe de estado”; y refiriéndose a la posibilidad de un derrocamiento del gobierno del Evo Morales en Bolivia dijo: “si a Evo lo derrocaran, si a Evo lo mataran, créanme los golpistas de Bolivia que me estarían dando luz verde para apoyar cualquier movimiento armado en Bolivia”.
Bolivia y el Conflicto Armado
Esta última semana en Bolivia se desató el desenlace preanunciado de lo que viene ocurriendo desde la asunción del presidente Evo Morales. Luego de las votaciones que reafirmaron la intención autonómica de cinco de los nueve departamentos que comprenden el país, los bolivianos que no quieren ser escuchados por el oficialismo, cansados de la negativa hacia las autonomías, y por muchos otros motivos, han salido a las calles de Santa Cruz, Tarija y de las principales ciudades, enfrentándose con las fuerzas policiales y militares, tomando gran parte de las instituciones públicas. Los enfrentamientos tuvieron un trágico desenlace que terminó con las vidas de al menos 11 personas. Pero lejos de acabar, el conflicto continúa. Al igual que en Venezuela, el primer mandatario boliviano no tiene problema en reconocer que los pasos que sigue para llevar a cabo sus medidas son ilegales, ya que para él, “por encima de lo jurídico, está lo político”. Que en nuestra región se viola constantemente el imperio de la ley pocos lo dudan. Pero que un presidente lo reconozca a viva voz es algo que pone de manifiesto su ignorancia como su negativa para dialogar con los sectores de la oposición, y abre el camino para el conflicto armado.
Argentina, el riesgo del default, y el fantasma de la inflación
Luego de los más de cien días de conflicto entre el campo y el gobierno, mucha gente creyó que el voto del vicepresidente Cobos en contra de su propio gobierno había significado tanto el fin del conflicto como también una oportunidad para la recomposición de las instituciones de la democracia, principalmente del congreso. Dije en ese momento que el voto de Cobos no solucionaría ningún problema sino que únicamente daría un poco de aire al gobierno de los Kirchner (algo aparentemente contradictorio). Pero creo que eso fue lo que exactamente ocurrió. La gente se calmó y la tensión social pareció disolverse. Pero el aparente fin del conflicto con el campo trajo de vuelta a un fantasma que durante aquellos días parecía haberse olvidado: la inflación. Si bien todavía los argentinos no están reaccionando frente a dicho problema, el malestar general comienza a sentirse cada vez más. Pero el problema no es solamente la inflación y todas las nefastas consecuencias económicas que ocasiona tanto en la economía en general, como al bolsillo de los trabajadores en particular. El problema es que el gobierno niega día tras día su existencia. La intervención en el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) ha pasado a ser un problema de carácter internacional. El índice de precios al consumidor de dicho organismo proyecta un incremento anual de alrededor del 10%. Sin embargo todas las consultoras privadas sostienen que la misma no baja del 25-30%. El problema de esto es que casi la mitad de los títulos públicos argentinos ajustan por CER (coeficiente de estabilización de referencia), que es un coeficiente que depende del índice de precios al consumidor. Si éste índice se sincera, el endeudamiento argentino llegaría a unos niveles que, si en este momento ya son prácticamente insostenibles, terminarían poniendo al país aún más cerca del default. A esto hay que sumarle el anuncio que la presidente Kirchner hizo la semana pasada sobre la cancelación de la deuda con el Club de Paris con reservas de libre disponibilidad del Banco Central. Más allá de todos los errores técnicos y legales del anuncio (por ejemplo, que el Club de Paris no es un organismo financiero internacional y por tanto no se pueden utilizar las reservas del BCRA para cancelar dicha deuda), la reacción de los mercados internacionales contrariamente a lo que la presidenta o sus asesores esperaban, fue totalmente negativa. El riesgo país argentino hoy se ubica en 764 puntos si se toma en cuenta solamente la deuda en dólares, y 1231 puntos si se toma en cuenta además la deuda en pesos. Si el objetivo del anuncio era el de mandar una buena señal al mercado para poder conseguir nuevo financiamiento el año entrante, el resultado fue lo contrario. En el 2009 el país se enfrentará a una serie de vencimientos de deuda que difícilmente pueda afrontar dadas las actuales circunstancias macroeconómicas con un superávit fiscal decreciente. El fantasma del default, está a la vuelta de la esquina. Un reciente informe del World Economic Forum ubica a la argentina en el puesto 47 sobre 52 naciones en cuanto al desarrollo del sistema financiero. Esto es otra clara señal de la deficiencia institucional en la que vivimos, y por tanto del aislamiento total de los mercados de capitales y de la inversión externa. Si a esto le sumamos el conflicto social que en cualquier momento va a estallar causa de la inflación, el conflicto con el campo que se encuentra en un periodo de vacaciones, y el conflicto político; los casos de corrupción que comienzan a salir a la luz como lo es el de la valija de Antonini Wilson; las malas relaciones con Estados Unidos con un Ministro de Justicia argentino que pone en duda la independencia del poder judicial de aquel país y ataca al FBI, la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, y sobre todo, las declaraciones de la presidente y su gabinete, que más que echar agua al fuego no hacen más que seguir tirándole combustible, negando todos los problemas y proclamado que seguirán actuando en la misma dirección. La oportunidad que nuestro país tuvo los últimos meses de recomponer estos problemas ya se esfumó por completo. Aunque, en mi opinión, esta oportunidad no fue más que una ilusión pasajera, y digo ilusión porque con la gente que nos gobierna, era ilusorio creer que algo bueno podía ocurrir.
Todavía hay esperanza
Las circunstancias descriptas son sólo algunos ejemplos de todo lo que está pasando en la región. Temas como la violación a la libertad de prensa, la nacionalización de empresas privadas, la expropiación, la corrupción, el retroceso a las ideas del siglo pasado mediante el control público de los medios de producción, así como la producción de bienes, son todos temas diarios en nuestros países. Y no analizamos en este artículo el caso de Ecuador y su presidente Rafael Correa. Brevemente, el conflicto entre Ecuador y Colombia de hace unos meses, la expropiación por parte del estado ecuatoriano de 195 empresas entre las cuales se encontraban los canales de televisión más importantes, y el proyecto de constitución de corte netamente presidencialista que otorga al presidente poderes extraordinarios disminuyendo el rol del congreso, son algunos ejemplos de las amenazas que Rafael Correa presenta para el Ecuador.
De todos modos, entre tantas llamas, todavía hay esperanzas. En cada uno de nuestros países existen grupos de jóvenes consientes de estos problemas, comprometidos con la búsqueda de soluciones, deseosos de llevar adelante un verdadero cambio de realidad, inspirados en la importancia de la libertad individual como principio fundamental para la formación de una sociedad libre y abierta. Si bien difícilmente pueda decirse que vivimos bajo regímenes democráticos libres, en última instancia, el poder para frenar el avance del totalitarismo está en nuestras manos. Nosotros tenemos el poder de elegir en qué tipo de democracia queremos vivir. Debemos trabajar fuertemente en el campo de las ideas, promoviendo la libertad, enseñando los valores de una verdadera democracia libre, explicando los riesgos que un estado intervencionista tiene para el futuro de nuestros países y para el bienestar de nuestra gente, y sobre todo, mostrando que la solución a la pobreza, que es el principal problema que debemos afrontar, no vendrá jamás de la mano del socialismo que nos quieren imponer. El único resultado que aquel sistema puede traer es la igualdad en la miseria. Igualdad y Libertad individual son términos contradictorios si por igualdad se entiende igualdad de ingresos; pero son términos absolutamente complementarios y nobles, si por igualdad se entiende la igualdad ante la ley.
Debemos atacar el mito del “socialismo del siglo XXI”, que de siglo XXI sólo tiene el nombre, pues no son más que las mismas ideas cuyo fracaso quedó evidenciado el siglo pasado, pero que lejos de haber muerto, continúan siendo la principal amenaza a la libertad en todo el mundo.
Ezequiel Vázquez Ger*
* Ezequiel Vázquez Ger es coordinador de programas del Instituto Acton Argentina. Actualmente se encuentra cursando el 4to año de la Licenciatura en Economía en la Universidad Católica Argentina. Fue fellow del Acton Institute y de la Atlas Economic Research Foundation.
Este artículo fue publicado en http://www.libertad.org.ar/contenidos/2008/09/15/Editorial_3278.php
2 comentarios:
Si... que duda cabe que las viejas ideas socialistas estan dando un manotazo a la región. Sin embargo creo que pronto estas se enfrentarán a un problema más grave que la reacción de sus detractores: La baja en el precio de los bienes básicos como el petroleo y algunos minerales.
Por un lado, muchos de estos movimientos son dependientes de los petrodolares venezolanos, al caer el precio del petróleo habrá menos financiamiento y los movimientos se debilitarán. Por otro lado, las políticas estatizantes del "socialismo del siglo XXI" requieren para implementarse de un estado con recursos, como las cuentas fiscales latinoamericanas dependen mucho del precio de estos insumos básicos, dicho requisito no se cumplirá.
Además, la falta de recursos extraordinarios en los estados golpeará la política de transferencia de estos, por lo que tenderán a perder el apoyo de parte importante de la población que hasta ahora los respalda.
Creo que entre los países "bolivarianos" más afectados estarán Venezuela y Bolivia. Ecuador, a mi juicio, evitará mejor el problema (el porqué será materia de un futuro artículo).
totalmente de acuerdo: estas dictaduras civiles caen cuando la mayoría del país se les pone en contra, o cuando se les acaban los recursos para financiarse. Lo que está pasando en Bolivia hoy es un ejemplo del primer caso (vease mi artículo de hoy en www.ezequielvazquez.wordpress.com)
Respecto a Ecuador si bien creo que no depende de ningún recurso natural, me inclino más a que va a seguir el camino de Bolivia. Correa está LOCO, pero por suerte hay en Guayaquil una oposición muy fuerte y mucha gente trabajando duro para contrarestar la tiranía de aquel hombre.
Saludos,
EVG
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