martes, 15 de abril de 2008

¿PARA QUE SIRVEN LAS RETENCIONES?

Hace poco un profesor de Economía Pública se tomó 15 minutos para explicarnos por qué el gobierno estaba interesado en agrandar su superávit incrementando las retenciones. Nos dijo lo siguiente: Para mantener el tipo de cambio alto o “competitivo” hay que comprar los dólares que entran por la balanza comercial positiva (exportaciones > importaciones). Para hacer esto se emiten pesos que, a su vez, hay que neutralizar emitiendo bonos para que no se recaliente la economía y evitar que haya altos niveles de inflación (cosa que ya está ocurriendo). El centro de la cuestión es justamente ese, el Banco Central no puede sostener el tipo de cambio porque haciendo eso se endeudaría cada vez más y nadie puede endeudarse al infinito, ni siquiera el BCRA. La solución del Estado para mantener “el modelo” consiste en agrandar el superávit fiscal, y que una parte de los dólares sean comprados por el Tesoro Nacional. Esto haría que el modelo fuera consistente intemporalmente porque los dólares serían comprados con superávit y no con deuda. Esto pondría fin a la inflación no importada (EEUU y las materias primas explican parte de la inflación). Es una buena idea que ya se está implementando hace tiempo en China y otros países en desarrollo. Se puede agrandar el superávit de dos maneras: Subiendo los ingresos (subiendo los impuestos) o bajando los gastos (por ejemplo, abandonando la política de subsidios).
Mantener un tipo de cambio alto cuesta plata y beneficia más al sector exportador. Lo que propone el Estado es que el Campo (que es un gran exportador) pague parte del costo. El sector “industrial” no paga estas retenciones por una cuestión de incentivos. Se busca que Argentina crezca como un país industrializado y no sólo como productor de materias primas.
El principal problema de Argentina es que su Estado es pobre. No existe un sistema tributario eficiente, que es lo mismo que decir que no existe un sistema tributario, que es lo mismo que decir que el Estado no tiene ingresos. Lo que hace que este modelo sea atractivo es que con retenciones el Estado deja de ser pobre (el 80% del superávit fiscal se explica por retenciones) y, además, la economía crece.
Dicho esto, hay tres cuestiones muy relacionadas:
Coparticipación. Los reclamos del campo canalizan los reclamos de las provincias y de los provincianos por la coparticipación de las retenciones. Las provincias pagan sumas altísimas en concepto de retenciones al Estado Nacional que después no regresan como obras públicas o servicios. Si a esto le agregamos que el Estado subestima deliberadamente el crecimiento de la economía para disponer libremente de lo que se recauda por crecimiento no anticipado, estamos hablando de un nivel de discreción nacional muy alto.
Confiscación. Retenciones en el orden del 44% para la soja preocupan a un sector que, si bien disfruta de una jugosa rentabilidad, tiene una estructura de costos que se está inflando (el precio del glifosato creció un 130% en un año). Así ocurre con otros sectores del campo.
Agflación. La suba de las materias primas significa que la comida se hace más cara. Sube el tomate, la carne, el pan, la leche, y esto significa para los más pobres: comer o no comer. Dejar que los precios sigan la tendencia mundial tendría una repercusión muy fuerte en un país que hace tan solo 6 años tenía al 49,7% de la población por debajo de la línea de pobreza. En un trabajo muy influyente IDESA* explica que, si bien en términos relativos los hogares pobres son los que más consumen alimentos (como muestra la famosa curva de Engels), en términos absolutos son los segmentos medios y altos los que más los consumen. Los hogares pobres representan sólo el 21% de consumo total de alimentos, entonces de cada $100 que se usan para subsidiar el consumo vía retenciones a las exportaciones, a los pobres sólo llegan $21. Es una observación muy aguda y echa luz sobre la eficiencia de las retenciones como “política social”. Propone reemplazar a las retenciones por un “Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas”. Personalmente pienso que es recomendable iniciar pruebas piloto en Argentina de este tipo de programas. Al momento de decidir sobre la continuidad de las retenciones hay que considerar que las retenciones permiten al Estado mantener el tipo de cambio competitivo a largo plazo (evitando que la inflación destruya la competitividad), aunque también se produce una gran inequidad porque las retenciones no son sensibles a las distintas rentabilidades de los productores. A su vez, la clase media argentina sufrió mucho en los últimos años y hoy existe una enorme clase media baja al borde de la pobreza que se beneficia de las mismas. Por último, no hay que olvidar que toda la sociedad está pagando un impuesto para que el sector exportador pueda competir en el exterior (esto incluye a los más pobres y a la clase media).

Juan Ignacio Vázquez Broquá.
16 de Abril, 2008.
Fuente: IDESA 6 de Abril de 2008 – Número 227 “Los hogares más pobres consumen sólo el 21 % del total de alimentos”.

2 comentarios:

David Alfaro Serrano dijo...

La nota es interesante. Vale la pena leerlo.

En todo caso quiero señalar mi desagrado con la idea de un tipo de cambio competitivo. Al contrario, que una industria necesite de un tipo de cambio (TC) alto para vender significa que no es competitiva.

El TC sostenido como el imperante hoy en Argentina es como un subsidio que todos pagamos (en forma de inflación, que aunque no se quiera, ocurre) para que los exportadores vendan... ¿Porque aceptar eso?, Un exportador que no puede vender no le sirve al país, asi de sencillo. Y si ese es el caso debe dejarsele para que su empresa sea adquirida por otro empresario mas capaz. Despues de todo nunca se va a dejar de producir alimentos, porque tienen demanda segura (no hay riesgo de un pico de desempleo).

Además, si se deja caer el tipo de cambio las personas se beneficiaran con un mayor poder adquisitivo, lo que será bueno para las mayorías.

Si la meta es el control inflacionario, dejar caer el TC es la mejor opción... Que esto no se haga revela que el objetivo es otro: Sin duda un objetivo fiscal, porque los ingresos por retenciones no existirian si no hubiera un TC alto. La pregunta es si lo que se hace con el dinero recaudado es tan bueno que vale la pena que todos y en especial los mas pobres pagen tan caro en forma de inflación.

Charles W. dijo...

David, el problema surge cuando el gobierno deja caer el tipo de cambio para "beneficiar" al poblador , este seria un beneficio de corto plazo, donde el poder adquisitivo duraria hasta que la industria donde esa persona trabaja no pueda mantener un precio competivito internacionalmente debido al gran poder adquisitivo de su empleado. El campo es una de las principales exportaciones del pais, pero no es de los principales empleadores. un campo de 100 hectareas no va a empleadar a 1000 trabajadores para levantar la coseja de soja del ano. Y una empresa que fabrica vasitos para tomar cafe debido al cresimiento industrial si va a necesitar de una gran cantidad de empleados para poder tener su planta funcionando 24hs al dia.

Saludos Charly W.